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El Día Internacional de las Cooperativas es una celebración anual del movimiento cooperativo que se celebra cada primer sábado de julio desde 1923. A partir de 1995, las Naciones Unidas y la Alianza Cooperativa Internacional han establecido la temática de esta celebración a través del Comité para la Promoción y el Avance de las Cooperativas (COPAC), una asociación de múltiples instituciones públicas y privadas que defienden y apoyan a las empresas cooperativas autosuficientes y centradas en las personas como líderes en el desarrollo sostenible (UN.ORG).

Nuestra casa común está en peligro. Hay modos de producción y consumo que agreden constantemente a la naturaleza. No es mucho el tiempo que tenemos para revertir esta situación. Debemos actuar ahora, con nuestros valores y principios como bandera, para demostrar a escala global que es posible desarrollar una economía con inclusión social y protección de los recursos naturales. Estas palabras de Ariel Guarco, presidente de la Alianza Cooperativa Internacional, ponen de manifiesto dos aspectos que, a día de hoy, parecen incuestionables: por una parte,  el actual modelo de producción capitalista es una amenaza para la convivencia global, ya que ha llevado a una situación crítica el estado de los recursos naturales del planeta y, por otra, ha llegado la hora de fortalecer alternativas locales y sostenibles que, de manera decidida, defienden una relación entre las personas y el medio basada en la solidaridad, la producción ética y el consumo responsable.

El ejemplo más claro de aquello que hemos venido a llamar alternativas locales y sostenibles es la cooperativa. El cooperativismo parte de la búsqueda del bien común a través de grupos que deciden crear una cooperativa. Y, ¿en qué consiste una cooperativa? Una cooperativa es la asociación de un grupo heterogéneo de personas que, de manera voluntaria, deciden crear una empresa de propiedad colectiva y gestión democrática para satisfacer sus necesidades y aspiraciones económicas, sociales y culturales.

¿Cómo contribuyen las cooperativas en la lucha contra el cambio climático?

Las consecuencias del cambio climático están afectando de manera más virulenta tanto a los lugares como a las personas más vulnerabilizadas. En este sentido, son los países empobrecidos, las mujeres y las jóvenes, los colectivos más afectados por la destrucción de la biodiversidad, la contaminación de los ecosistemas, el empobrecimiento de los suelos y el calentamiento global. El Sahel es un claro ejemplo, convirtiéndose en una de las zonas del mundo donde se viven las consecuencias más duras de este fenómeno: el 80% de las tierras cultivables se han visto degradadas y las temperaturas están subiendo 1,5 veces más rápido que la media mundial.

Reunión de una cooperativa en Doumbou, Níger

En este contexto, las cooperativas se convierten en una de las pocas alternativas para crear las condiciones favorables de cuidado no solo de los ecosistemas, sino también de las personas.

Las exigencias del mercado, los hábitos de consumo y el papel que juegan las grandes superficies hacen prácticamente imposible el desempeño de las labores del campo en condiciones dignas. Dentro de la cadena de producción, son los y las agricultoras las que reciben la menor remuneración por el trabajo a la hora de producir nuestros alimentos. Para hacernos una idea, un consumidor paga casi 5 veces el valor que las personas productoras perciben al vender sus productos[1]. Esto no les permite llevar a cabo los cuidados de la tierra y los descansos que esta necesita, el pago de salarios dignos a las jornaleras y, en última instancia, primar la calidad del producto.

La actual crisis producida por la COVID-19 ha hecho aún más visible si cabe lo esencial de los productos agrarios y la necesidad de una mejora en las condiciones laborales de las personas que dedican su tiempo a la tierra. Las imágenes de las jornaleras recogiendo la fruta, hacinadas en campamentos, sin luz ni agua y en condiciones de máxima precariedad, nos muestra una vez más, no sólo la desconexión con el medio que nos alimenta sino también los desequilibrios existentes entre el Norte y el Sur global.

La organización en cooperativas nos protege a todas

Ante un sistema de producción basado en el intercambio competitivo que da lugar a ganadores y perdedores, tenemos que reivindicar valores como la cooperación y la solidaridad, fundados en el si tu ganas, yo gano. Por tanto, hay que ser cooperativistas y simultáneamente, pero no antes, buscar la eficiencia dentro de las empresas.

El impulso y acompañamiento a las poblaciones productoras a nivel local y en diferentes contextos como pueden ser Níger, Malí, Colombia y/o España, países en los que el Movimiento por la Paz -MPDL- trabaja desde hace más de 35 años, constituyen una alternativa sólida para el cambio de modelo que nuestra sociedad requiere.


La cada vez mayor separación espacial existente entre productores y consumidores, en ocasiones en lados opuestos del planeta, dificulta estos procesos de empatía y solidaridad, así como de anclaje a la tierra que es finalmente la fuente de nuestro sustento. Es por esto que la organización en cooperativas por parte de las productoras nos protege a todas, garantiza una mayor capacidad de negociación de los precios de los alimentos a los colectivos de productoras, trabajos estables y de calidad y al mismo tiempo garantiza y regula los estándares de calidad del suelo y de los alimentos comercializados.

El modelo cooperativo, contempla la esencia misma del desarrollo sostenible, con un equilibrio armónico entre el crecimiento económico, el desarrollo social equitativo y la protección de la naturaleza. Al analizar los principios modernos del cooperativismo, se identifica una estrecha relación con las bases del desarrollo sostenible. Estos principios están íntimamente vinculados con los valores de ayuda mutua, solidaridad, responsabilidad, equidad, igualdad, justicia, respeto y democracia, por lo que promueven y proyectan un modelo de sostenibilidad, anclado en la comunidad, para la cual se construye un verdadero desarrollo local[2].

Sin embargo, queda mucho por hacer. No podemos dejar de recordar que la implicación del Estado se hace en este punto imprescindible, especialmente a la hora de reforzar las políticas públicas que favorezcan el acompañamiento, la formación y la visibilidad de los proyectos cooperativos exitosos ya existentes. Los valores más básicos del movimiento cooperativo en estos momentos de crisis global son más necesarios que nunca, ya que si algo hemos aprendido es que de esta solo salimos todas juntas


[1] Según el Índice en Precio y Origen de los alimentos (IPOD) de mayo de 2020 de la Confederación de Organizaciones Agrícolas y Ganaderas (COAG)

[2]  Dr. José A. Díaz Duque. Profesor Titular. Investigador Titular. Departamento de Geociencias del Instituto Superior Politécnico

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Níger es uno de los países del mundo más vulnerables al cambio climático. Durante los últimos años, los efectos del calentamiento global han tenido graves consecuencias sobre sus ya de por si escasos recursos naturales.

Los caudales de los principales cursos de agua del país -el río Niger
en Niamey, el Komadougou Yobé en Bagara, y el Gobi de Maradi a Nielloua- han sufrido importantes descensos. Las sequías recurrentes que vive el país han supuesto el retroceso de zonas húmedas, la disminución de la producción piscícola, la degradación de los hábitats y el aumento de los incendios.

Los factores antrópicos y las variaciones climáticas hacen que cada año desparezcan aproximadamente 100.000 hectáreas de superficies forestales.

En este contexto, el Movimiento por la Paz -MPDL-, junto con las comunidades locales, está llevando a cabo un programa encaminado a recuperar y poner en valor el medio natural de las zonas en las que trabajamos.

La sensibilización sobre el cambio climático y la gestión sostenible de
recursos naturales, poniendo a su vez en valor la educación ambiental, es una de las labores que estamos realizando con las comunidades. Además de formación a población en general y a actores clave, como representantes institucionales y técnicos municipales, para mejorar las prácticas de gestión forestal como forma de frenar la sobreexplotación.

Hemos puesto en marcha, a su vez, técnicas agrícolas específicas para la conservación de la capa freática y la recuperación y valorización de las tierras degradadas y en desuso.

Con el objetivo de preservar los recursos naturales de la zona en la que intervenimos en la región de Tahoua, hemos conseguido recuperar para el cultivo 139,48 hectáreas de tierras erosionadas que han sido puestas a disposición de las y los productores en situación de mayor vulnerabilidad.

En el ámbito forestal, hemos iniciado procesos de Regeneración Natural Asistida en 538,45 hectáreas para aumentar la riqueza forestal de la zona. Y hemos formado a casi 400 hogares para la construcción y utilización de los llamados foyers améliorés, equipamientos que reducen el uso de leña en las labores diarias y reducen el riesgo de accidentes y de incendios. Según nuestros estudios, las familias que emplean estos equipamientos emplean siete veces menos leña que antes.

Por último, en colaboración con las comunidades locales, hemos llevado a cabo varias repoblaciones piscícolas en tres lagunas permanentes de su zona de intervención. Más de 13.000 ejemplares de especies locales han sido introducidas y protegidas para la reproducción y cría.

Todas las acciones han estado acompañadas de formación a las comunidades, así como de creación de comités locales encargados de gestionar la sostenibilidad de las actividades puestas en marcha y de sensibilizar a las y los miembros de la comunidad sobre la importancia de preservar los recursos ambientales de la zona.

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Día de África: Sahel vivo

Hoy, Día de África, queremos hacer un recorrido a través de los cuatro ejes de la campaña Sahel Vivo para conocer experiencias y proyectos que hacen del Sahel y sus gentes un lugar lleno de dignidad e historias que contar.

La palabra Sahel proviene del árabe, lengua en la que se traduciría como costa, orilla, haciendo referencia a la frontera natural que constituye esta región, situada entre el desierto del Sáhara y las sabanas y selvas del África Subsahariana. El Sahel e extiende como un cinturón de más de 5.000 kilómetros de oeste al este del continente africano, desde el Océano Atlántico al Mar Rojo.

La región del Sahel está formada por un total de 11 países: Senegal, Mauritania, Malí, Burkina Faso, Argelia, Níger, Nigeria, Chad, Camerún, Sudán y Eritrea. El Movimiento por la Paz -MPDL- trabaja en Malí y Níger desde hace más de diez años, y en los campos de población refugiada saharaui desde 1993.

A pesar de las condiciones de vida tan extremas, principalmente desde el punto de vista climático, el Sahel ha representado desde la antigüedad un lugar de enorme importancia y personalidad en el continente africano, en el cual comenzaron a darse hace más de 7.000 años las primeras formas de comunidades agrícolas organizadas o la creación de importantes rutas comerciales que conectaban la costa oeste africana con el mundo árabe y musulmán, dando lugar a prósperas ciudades como Tombuctú, Gao o Djenné.

A día de hoy, sin olvidar que se trata de una de las zonas más empobrecidas del planeta, queremos destacar que hay multitud de personas, comunidades, pueblos y ciudades que, a través de sus ideas e iniciativas, luchan por sus derechos, cuentan con innumerables historias de solidaridad, compromiso y trabajo conjunto para superar las dificultades del día a día. Exactamente igual que en cualquier otra parte del mundo.

Sahel se cuida

Sahel se cuida – La gran muralla verde de África

Durante muchos años el pueblo Fulani estuvo movilizándose constantemente en busca de prados para sus rebaños de ganado. Uno de los efectos más evidentes del cambio climático en esta zona del mundo es el imparable avance del desierto del Sahel y el Sáhara, el cual, ha dejado prácticamente inhabitables muchas zonas de los países que rodean ambos desiertos y prácticamente reducido a la mínima expresión el que en su tiempo fue el sexto lago más grande del mundo: el Lago Chad.

Para hacer frente a esta situación, en 2007, 11 países africanos acordaron poner en marcha un proyecto consistente en construir una muralla verde mediante la plantación de una gran barrera de árboles de 7.700 kilómetros de largo y 15 de ancho entre Senegal y Yibuti para frenar el avance del Sáhara hacia el sur. La iniciativa implica a Burkina Faso, Yibuti, Eritrea, Etiopía, Malí, Mauritania, Níger, Nigeria, Senegal, Sudán y Chad. A día de hoy el 15% del total del proyecto se ha puesto en marcha y está dando notables beneficios a las comunidades.

Fuente: ecoinventos.com

Sahel emprende

Sahel emprende – Tamikrest y Mdou Moctar: reivindicación de derechos e innovación artística a través de la música

Tamikrest en Malí y Mdou Moctar en Níger son dos claros ejemplos de por qué la música sigue siendo una de las herramientas más potentes para comunicarse con el mundo. Mdou Moctar, natural de una pequeña aldea en el centro de Níger, es uno de los artistas más innovadores de la música sahariana contemporánea. Sus interpretaciones poco convencionales de la guitarra Tuareg le han empujado a la vanguardia de una escena multitudinaria.

Mientras Mdou viaja por el mundo trata de ofrecer una perspectiva única de su música, y no olvida que en todo momento se está relacionando con audiencias muy diferentes. En casa, sus composiciones envían un mensaje local a su gente. En el extranjero, su música es una oportunidad para ser escuchada y representar a su pueblo en un escenario mundial.

Tamikrest nació en la ciudad de Kidal, situada en el norte de Malí, la cual en, en boca de sus protagonistas, es la cuna de la rebelión contra el Mali no-inclusivo.

A través de sus músicas, hacen referencias continuas a las duras condiciones de vida de la zona, y en sus canciones tratan de cantar el dolor y el sufrimiento que viven nuestros pueblos en este vasto desierto donde antes habitaban un silencio y una paz que ya no existen. Actualmente representan una de las propuestas culturales más importantes en la escena maliense y son un importante referente en la lucha por los valores y la identidad de los pueblos nómadas tuareg.

Fuentes: Planeta futuro – elpais.com / sahelsounds.com

Sahel Coopera

Sahel coopera – Una voz propia en el Sahel

En la Comuna Rural de Bazaga, en el extremo sur de la región de Tahoua en Níger, las cooperativas de mujeres han decidido convertirse en referentes para sus comunidades. De manera coordinada con el Movimiento por la Paz, las mujeres se han formado en diferentes oficios, como transformación del cacahuete en aceite, crema y tortas, producción de cosméticos o cría de ganado. Han realizado además planes de negocio y desde hace dos años cuentan con micro-negocios que funcionan.

Los ingresos que consiguen los emplean tanto para cubrir gastos esenciales de las familias de las cooperativistas como para acciones de interés general para la comunidad: acondicionamiento de caminos, reparaciones de lugares públicos…etc. También, una parte de los beneficios van a parar a la caja común de la cooperativa que, a su vez, otorga pequeños préstamos individuales a las mujeres que más lo necesitan de cada comunidad.


Exposición ante las autoridades locales de los productos transformados, en este caso el tomate, que las mujeres hicieron en el marco de una feria.

En un marco de enorme discriminación hacia las mujeres, las integrantes de las cooperativas han dado un paso más: han creado una plataforma que agrupa a las seis cooperativas de la comuna rural. De esta forma, la plataforma sirve de estructura a través de la cual las mujeres se han fortalecido para ejercer diversas funciones que son básicas para su desarrollo: realizar acciones conjuntas dirigidas al fortalecimiento de sus micro-negocios. Por ejemplo, la plataforma sirve para negociar conjuntamente los precios con los proveedores de materias primas. Organizar actos conjuntos de visibilidad de sus productos y participar en los espacios de planificación de las políticas de desarrollo locales.

La plataforma que agrupa a las diferentes cooperativas ha trabajado de forma conjunta para elaborar un plan de desarrollo de las microempresas que ha presentado ante las autoridades locales. Además, las mujeres de la plataforma son llamadas a participar en las reuniones de la comuna rural para dar su punto de vista sobre temas relacionados con el desarrollo social y económico de las mujeres

Sahel mira adelante

Sahel mira adelante – La diáspora africana contribuye, entre otras cosas, a combatir las consecuencias de la pandemia COVID-19

Desde hace décadas, los procesos migratorios entre África y Europa son una constante que genera innumerables propuestas de convivencia pacífica e integración. Muchas de estas personas contribuyen día a día, desde la multiculturalidad, a hacer de los barrios, los pueblos y las ciudades espacios mucho más abiertos y diversos. Es de justicia reconocer esta realidad y no olvidarla en el Día de África.

Uno de esos ejemplos está protagonizado por Los manteros del Sindicato Popular de Vendedores Ambulantes y la marca Top Manta, quienes han transformado una tienda en el barcelonés barrio del Raval en un taller de costura donde producirán batas y mascarillas para colaborar con los hospitales y personal de salud a luchar contra la pandemia del coronavirus.

De esta manera, muchas personas migradas africanas están contribuyendo con su acción diaria a desmontar aquellos discursos que retratan al continente africano basándose, únicamente, en sus desgracias y estereotipos y no en su sabiduría, logros y alegrías.

Fuente: abc.com / afrofeminas.com

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La campaña ‘Sahel Vivo’ en Onda Madrid

El Movimiento por la Paz -MPDL- participó en el programa radiofónico ‘Madrid sin Fronteras‘ de Onda Madrid para hablar sobre la región del Sahel, y concretamente Níger, donde las duras condiciones de vida han potenciado la resiliencia de sus habitantes. Destacaron, además, la campaña ‘Sahel Vivo‘ lanzada recientemente por la organización.

Puedes escuchar la entrevista completa de Pablo Muñoz, Responsable de Níger, y Cristina Álvarez, Responsable del Área de Comunicación aquí.

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