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La aparición de movimientos sociales autodefinidos como feministas en Níger es relativamente reciente. No obstante, las mujeres llevan años haciendo campaña para ampliar su rol social, su acceso a la participación en la vida pública y los espacios de decisión y para mejorar sus derechos tanto en asociaciones femeninas como mixtas. 

Aunque la mayoría de los movimientos sociales del país tienen su origen en el proceso de democratización iniciado en los años noventa, mucho antes de esa fecha ya existían ciertos movimientos sociales que intentaban hacerse oír, aunque fuera tímidamente. La participación social y política de mujeres en Níger, en concreto, se vincula fundamentalmente a agrupaciones cuyo objetivo es brindarse apoyo psicosocial y económico entre compañeras. Este tipo de grupos no son políticos, pero son reconocidos y respetados por la sociedad y pueden ejercer presión sobre las autoridades consuetudinarias en favor de una causa común o individual a pesar de que sus acciones permanecen en el ámbito comunitario.   

Teniendo este contexto en mente, el primer movimiento formal de mujeres en Níger fue la Unión de Mujeres de Níger (UFN), creada en 1962 por el régimen de partido único entonces vigente, renombrada posteriormente como Historique du Féminisme au Niger. Más adelante, con la llegada al poder de las Fuerzas Armadas Nacionales en 1974, se denominó Asociación de Mujeres de Níger (AFN). Esta puede considerarse la primera organización en la que las mujeres encontraron realmente su lugar en la escena política nacional, a pesar de que su creación estuvo inicialmente ligada a la motivación de que las mujeres nigerinas no estuvieran ausentes en la Conferencia Mundial sobre la Mujer y se cumpliera con la dinámica y objetivos del Decenio de la Mujer decretado por la Organización de Naciones Unidas. Esta Asociación se movilizó con el fin de lograr estos objetivos: 

  • Desarrollar vínculos de solidaridad entre mujeres de todos los estratos sociales del país para la adquisición y protección de los derechos de la mujer, el niño y la familia. 
  • Educar a las mujeres para que fueran más conscientes de su papel y responsabilidad en el desarrollo del país.
  • Crear y coordinar relaciones amistosas de cooperación con otras asociaciones nacionales e internacionales que persiguieran los mismos objetivos.
  • Apoyar a los movimientos de liberación nacional.  

Actualmente, la AFN tiene representaciones a todos los niveles sociales: regional y departamental, comunal o barrial. Entre sus numerosos logros, gracias al compromiso de sus dirigentes y en particular de su presidenta, Madame Diallo Fatoumata, cabe destacar la creación del Comité Nacional para la redacción del Código de la Familia, de la Dirección de la Condición Femenina, la Secretaría de Estado de Asuntos Sociales y Condición Femenina, y la participación en la redacción del Código Rural. Asimismo, sus esfuerzos culminaron en la creación de un Ministerio de Asuntos Sociales y Promoción de la Mujer en 1987, año en el que una mujer fue nombrada por primera vez para ocupar un cargo ministerial. Madame Moumouni Aissata tomó así el puesto de Secretaria de Estado de Salud Pública, Asuntos Sociales y Condición Femenina, llegando a ser en 1989 Ministra de Asuntos Sociales y Condición Femenina. En aquella época sólo había tres mujeres en la Asamblea Nacional, aunque estaban representadas en todos los partidos políticos. Estas a menudo se mostraban reticentes a formar parte de una participación mayor, ya que no podían implicarse en la vida política y pública sin el consentimiento de sus maridos o, en el caso de las jóvenes, el de sus padres.

Finalmente, fue la marcha del 13 de mayo de 1991 la que marcó la entrada efectiva de las mujeres nigerinas en el proceso democrático. Conmocionadas por el hecho de que un gobierno que apoyaba la promoción de las mujeres se olvidara de ellas cuando se trataba de cuestiones políticas, la AFN organizó esta marcha histórica. Resultado de este momento, las mujeres obtuvieron cuatro puestos adicionales en la Comisión Nacional de Preparación de la Conferencia Nacional.

Seguido de esto, en el seno de un nuevo sistema multipartidista, la sociedad civil femenina se dividió, creándose una segunda asociación, la Agrupación Democrática de Mujeres de Níger (RDFN), bajo el liderazgo de Madame Bayard Gamatié.

Continuando con esta fotografía, estas asociaciones de mujeres se dieron cuenta muy pronto de la necesidad de formar sindicatos. Como resultado, se crearon varios grupos, entre los cuales destacan CONGAFEN, o Coordinación de ONG y Asociaciones de Mujeres Nigerianas y Kassaï. Además, junto a ellas, se ha creado el Cadre de concertation des intervenants en matière de lutte contre les violences faites aux femmes, que cada año celebra la campaña «16 días de activismo» en el marco de la campaña «Podemos poner fin a todas las formas de discriminación contra las mujeres».

Hoy, la lucha de las mujeres nigerinas se siente en todos los niveles de la vida: económico, social, religioso y político, con una proliferación de asociaciones femeninas centradas en la mejora de las condiciones de vida de las mujeres. Estas asociaciones buscan terminar con cuestiones que minan los derechos y libertades de las mujeres como son el matrimonio precoz, el matrimonio forzado, la violencia doméstica, el culto a la familia numerosa, el confinamiento de las mujeres común en el entorno musulmán del pueblo hausa y en las categorías sociales acomodadas, la alimentación forzada que tiene lugar en el entorno djerma, la trata de mujeres bajo matrimonio encubierto, la práctica que otorga al marido el poder de romper unilateralmente los lazos matrimoniales o la mutilación genital femenina (MGF). Con todo, la violencia contra las mujeres es un problema persistente en Níger y en todo el mundo que compromete la igualdad social y económica, la salud física y mental, el bienestar y la seguridad económica de las mujeres. 

Con el paso de los años estos movimientos han logrado impulsar cambios de comportamiento por parte de todos los actores sociales para promover el disfrute y garantía de los derechos de las mujeres, convenciendo fundamentalmente a los poderes políticos de que excusas como el analfabetismo o la ignorancia que se presupone de las mujeres, la insuficiencia de recursos humanos y materiales por parte del Estado, son simplemente eso, excusas para no establecer las condiciones necesarias para garantizar un mejor acceso de las mujeres a la justicia, la vida pública y los espacios de dirección y toma de decisiones. A partir de la superación de estas barreras, podemos atribuir a estos movimientos la demanda de que la mejora de la cultura jurídica y judicial de las mujeres parece ser la clave para lograr avances significativos en este ámbito, así como el convencimiento de que no podemos ignorar el hecho de que el cambio sólo puede nacer de una auténtica toma de conciencia por parte de las propias mujeres nigerinas. Esto significa que la élite femenina debe tomar cartas en el asunto e impulsar esta transformación para que pueda tener un efecto sobre las masas rurales. En definitiva, esta esperada participación, unida a la proliferación de asociaciones de mujeres que contribuyen al proceso de sensibilización social, sugiere que la promoción de los derechos de las mujeres y los niños va por buen camino en Níger.

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Situado en la zona sahelo-sahariana de África Occidental, Níger se independizó en 1960.  Desde entonces, el país ha experimentado profundos cambios políticos, económicos y sociales.

La promoción y protección de los derechos de la mujer se ha convertido en los últimos años en uno de los temas que más preocupan tanto a las autoridades como a la sociedad civil. La elevada tasa de mortalidad maternoinfantil, la mutilación genital femenina o el matrimonio forzado o precoz son algunos de los problemas más graves a abordar. El peso de tradiciones patriarcales y la interpretación misógina de las religiones hacen que las mujeres queden relegadas a un segundo plano, viendo vulnerados sus derechos una y otra vez.

Comprender las dificultades que enfrenta la sociedad nigerina para la consecución de avances en materia de derechos de las mujeres implica atender a la influencia que tiene en el país el derecho consuetudinario, aquel conformado por normas jurídicas no escritas que se cumplen en determinado contexto porque en el tiempo se ha hecho costumbre su cumplimiento. Este es tan fuerte en el país que a menudo entra en conflicto con el llamado derecho moderno o actual producido por el Estado, haciendo a este último ineficaz. Por consiguiente, no puede emprenderse ninguna reforma legal sin tenerse en cuenta los valores fundamentales arraigados en el espíritu del pueblo de Níger, su entorno, tradición e identidad cultural. Dado que estas normas consuetudinarias son diversas, variando de una región a otra, a menudo resulta difícil conciliarlas. 

Partiendo de esta fotografía, en Níger, cualquiera que sea la zona considerada, la mujer ha ocupado a menudo una posición secundaria con respecto al hombre. Según el derecho consuetudinario y el derecho musulmán cada vez más presente, la condición de cabeza de familia se confiere a los hombres que, a menudo, no dudan en abusar de los poderes que les confiere su posición a pesar de que la moral social rechaza en gran medida estos abusos. Con ello, y sobre todo en las zonas rurales, las mujeres suelen ser consideradas fundamentalmente una fuente de mano de obra. Las violaciones de derechos que éstas sufren pueden vincularse al carácter discriminatorio de prácticas ancestrales que parte de la sociedad nigerina reclama superar. 

En el plano económico, la vulnerabilidad económica es la primera causa de violencia contra las mujeres. Níger es un país donde el 63% de la población vive por debajo del umbral de pobreza, siendo 2/3 mujeres. Esta feminización de la pobreza tiene un impacto directo en la salud de las mismas, cuya esperanza de vida es de 50,1 años. Como han señalado varios estudios, la tasa de desempleo es el doble entre las mujeres (25%) que entre los hombres (11%). Estas trabajan principalmente en la agricultura, la ganadería, el comercio y la artesanía. Están muy poco representadas en otras esferas de la actividad económica. En 2001, por ejemplo, sólo representaban el 0,07% de los altos cargos y especialistas de las profesiones científicas o administrativas. Sumado a esto, la disminución de la fertilidad de los suelos y la degradación de los recursos naturales conectados con la crisis climática han contribuido significativamente a aumentar la vulnerabilidad de los hogares nigerinos. 

En el ámbito político, la infrarrepresentación de las mujeres en las instituciones políticas y administrativas enfrenta sus dificultades. Las propias mujeres no suelen animarse a la reflexión y la elaboración de políticas, conectándose esto con la persistencia de estereotipos basados en la inferioridad de las mismas que conducen a la masculinización de determinadas responsabilidades a las que es más difícil que éstas accedan. Lo cierto es que el nivel de organización de las organizaciones que promueven los derechos de las mujeres por el momento parece tener un buen camino por recorrer para lograr sacudir el desequilibrio de poder existente entre hombres y mujeres. 

Ante esta situación, incluso en la época colonial, mujeres nigerinas vienen impulsando con fuerza la lucha por la igualdad. A pesar de que desde Occidente en ocasiones se piensa en los países africanos como lugares llenos de miseria, son muchos los aprendizajes que podemos extraer de los diferentes pueblos de este continente si conseguimos escuchar su historia y reconocer sus activismos desde las propias voces de su ciudadanos y ciudadanas. En la historia del feminismo global, y de Níger en particular, no se puede dejar de mencionar a importantes mujeres nigerinas que, en un contexto complejo, han decidido dedicar su vida a luchar por la igualdad, contribuyendo a construir un mundo más justo e igualitario. Algunas de ellas son:

  • Sarraounia Mangou, reina que se enfrentó a las tropas francesas al final del siglo XIX y que se convirtió en una referente para diferentes movimientos y mujeres feministas que han levantado la voz frente a la discriminación y la violencia machista que predomina en el país.
  • Mariama Keita, fallecida en 2018, fue la primera mujer periodista nigerina y activista feminista que luchó por los derechos de las mujeres en su país.
  • Mariama Moussa, presidenta y fundadora de la ONG SOSFEVVF. Tras sufrir maltrato por parte de su marido, decidió dedicar su vida a visibilizar este mal pandémico en la sociedad y a apoyar a otras mujeres supervivientes. A través de su ONG ha ayudado a innumerables mujeres víctimas de violencia de género y niñas que han sufrido violaciones o matrimonios precoces y forzados. 
  • Mme Hadjia Oumou Ali, consejera municipal y presidenta de la red de defensa departamental de los derechos de las mujeres de la comuna de Konni. Comenzó su vida política en 2011 cuando todavía estaba mal visto por la sociedad nigerina la presencia de mujeres en el ámbito político y los espacios de decisión. A día de hoy continúa movilizando a las mujeres de su comunidad en la lucha por la igualdad.

Dicho todo esto, a pesar de que ciertas prácticas sociales socavan los principios igualitarios consagrados en la Constitución, en los últimos años se han producido algunos avances en este ámbito. Desde la adopción de la ley de cuotas (ley 2000-008 de 7 de junio de 2000), por ejemplo, se establece que los cargos electivos institucionales deben respetar una cuota del 10%, y los nombramientos para puestos de responsabilidad una cuota del 25% para las mujeres.  

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Hace más de 30 años, en Níger, las mujeres del pueblo de Allèle, capital de la comuna rural del departamento de Konni, decidieron agruparse para superar la pobreza y crear un marco de cohesión social. Gracias al apoyo de la ONG Movimiento por la Paz – MPDL en 2018, estos grupos se transformaron en una cooperativa, «DADIN KOWA», que significa «LA ALEGRÍA DE TODAS», con el fin de aumentar su autonomía.

Desde el Movimiento por la Paz hemos llevado a cabo una estrategia de intervención social que ha impulsado la independencia de las mujeres del pueblo de Allèle mediante diversas formas de apoyo e intercambio de saberes (horticultura, equipos de procesamiento agropastoral, formación, etc.), fomentando al mismo tiempo la cohesión social entre las mujeres del grupo. Dentro de este, las compañeras se apoyan mutuamente a nivel emocional pero también económico, concediéndose préstamos para que cada una pueda crear una pequeña empresa. Gracias a esta nueva fuente de ingresos están reforzando su independencia económica y rompiendo con el ciclo de pobreza generacional, construyendo para sí mismas y las generaciones venideras una perspectiva de vida y un futuro más esperanzador.

Para ilustrar el trabajo que continúa realizando el MPDL en esta región de Níger, compartimos el testimonio de una de las mujeres participantes de este grupo:

Rabi Kadadé

Rabi no tenía sueños ni esperanzas, como las demás niñas de su pueblo. Con los años, ha consolidado un fuerte espíritu luchador y se ha establecido como líder en su comunidad. Ha recibido varios cursos de formación (violencia de género, salud sexual y reproductiva, derechos de la mujer) y también ha participado en experiencias de intercambio que le han permitido reforzar sus capacidades. Pasó de tesorera a vicepresidenta de su cooperativa, formó parte del comité del observatorio de la violencia de género de su pueblo y se encargó de sensibilizar e informar a sus vecinos y vecinas sobre estas realidades. 

«Hoy, hemos unido nuestras voces para prevenir el matrimonio precoz de las jóvenes de nuestro pueblo y lograr un cambio profundo. De niña no me dejaban ir a la escuela, pero ahora estoy muy orgullosa de ver a mi hija pequeña estudiando», afirma. 

Nunca se ha presentado a las elecciones bajo la bandera de un partido político, pero ha prestado su apoyo durante las elecciones a la única mujer que ha podido ocupar el puesto de consejera política, consciente de que, en este mandato actual, en su comuna no se ha alcanzado la cuota de representación reservada para las mujeres en la ocupación de cargos políticos que marca la ley del país. Rabi defiende que toda mujer tiene derecho a la política.

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Hoy lanzamos la campaña de sensibilización y comunicación #DesdeSahel, con la que pretendemos reivindicar y visibilizar a mujeres africanas del mundo de la ciencia, el activismo, la cultura o el arte a través del hashtag #DesdeSahel en las redes sociales del Movimiento por la Paz -MPDL-.

Hoy destacamos la figura de Aminata Traoré, escritora, política y activista maliense. Aminata es una de las voces más importantes en la búsqueda de una alternativa a la mundialización en África y en la lucha por los derechos de las mujeres africanas.

Desde 2006, trabajamos apoyando los procesos de empoderamiento y resiliencia de mujeres y jóvenes en zonas rurales de Mali y Níger.

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Las jornadas “Mujeres mediadoras en la consolidación de la paz y la cohesión social en Níger” se celebraron los días 14 y 15 de marzo en Niamey, Níger, y contaron con alrededor de cincuenta mujeres mediadoras de paz y representantes de instituciones nigerinas.

El acto fue organizado por la Embajada de España en Níger, la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECID) y ONU Mujere, tomando como marco el impulso la resolución 1325 sobre Mujeres, Paz y Seguridad, la cual insta a las mujeres a participar en la consolidación de la paz, están mejor protegidos contra las violaciones de los Derechos Humanos y tienen acceso a la justicia y servicios contra la discriminación.

Los objetivos del encuentro fueron, por una parte, destacar y difundir experiencias exitosas de mediación realizadas por mujeres dentro de las comisiones de uso territorial de tierras («comisiones de tierras»), así como en la regulación de disputas entre agricultores y pastores. Por otra, tenía como objetivo dar a conocer y documentar la mediación que realizan las mujeres en la resolución de conflictos armados y reinserción social de los combatientes, y, a su vez, crear el vínculo entre los socios, las personas que buscan una solución factores endógenos de éxito para inspirarse en las buenas prácticas de mediación mujeres y niñas de Níger

El Movimiento por la Paz -MPDL- en Níger participó en el evento compartiendo su experiencia con las Comisiones de Tierra de base (COFOB, por sus siglas en francés) en la Región de Tahoa a través del testimonio de una de sus secretarias generales.

El Movimiento por la Paz en Níger ha acompañado activamente el desarrollo de estas Comisiones de Tierra durante los cinco últimos años en el marco del Convenio financiado por la AECID “Creación de oportunidades de futuro en zonas rurales de Níger para familias vulnerables, jóvenes y mujeres”.

Durante el evento se destacó el importante papel de las mujeres mediadoras en la prevención y resolución de conflictos comunitarios, y las participantes realizaron un activo llamamiento al Estado nigerino y a los actores de responsabilidad.

Foto: AECID Níger

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En Níger las mujeres quedan relegadas al ámbito privado del hogar, sin alternativas laborales ni económicas y con una plena dependencia de sus familias. Los dictados sociales, morales y religiosos hacen que se perciba de forma muy negativa a las mujeres que deciden emprender un negocio o participar en la vida política.

«No sabía que las mujeres teníamos derechos, pero ahora he despertado y me he convertido en una mujer valiente», explica Rabi Mahamadou, consejera municipal en la comuna rural de Allela. «Mi objetivo para los próximos años es defender los derechos de mis hermanas». Rabi, al igual que Habsou Baraou, de la cooperativa de Rouaffi, y Hadiza Jibo, de la cooperativa de mujeres de Yaya, ha sido elegida consejera municipal de su comuna en las elecciones de diciembre de 2020. Las tres mujeres se han convertido en un referente para las mujeres nigerinas. «Presenté mi candidatura al puesto tras haber tomado conciencia de la importancia de que las mujeres puedan disfrutar de sus derechos sociales, políticos y económicos», destaca Hadiza.

En ese proceso, la organización en cooperativas por parte de las mujeres está consiguiendo romper estereotipos en numerosas comunidades, mejorando la percepción de las mujeres como emprendedoras y agentes activos de cambio, y valorando su capacidad para organizarse y desarrollar actividades conjuntas de generación de ingresos.

La participación de las mujeres en la vida sociopolítica local para reducir los enormes niveles de discriminación a los que hacen frente es también crucial. «Antes las mujeres ni siquiera nos atrevíamos a salir a la calle el día de las elecciones, e incluso los hombres votaban por nosotras», señala Habsou. La auto-organización, la formación y la sensibilización a las cooperativistas, las comunidades y las autoridades locales en derechos sociales, económicos y políticos de las mujeres resulta fundamental. «No ha sido fácil, ya que muchos hombres vinieron a desanimarme y a recordarme que las mujeres tenían que quedarse en casa».

La labor del Movimiento por la Paz -MPDL- en Níger tiene como objetivo fortalecer las capacidades tanto de las mujeres como de los hombres de las comunidades para empoderar a aquellas en los ámbitos individual, familiar y comunitario. Para ello, proporcionamos formación sobre derechos políticos, sociales y económicos; apoyamos a las cooperativas de mujeres en la realización de actividades económicas; promovemos la inclusión de las mujeres en las estructuras de gestión comunitaria; y capacitamos a líderes tradicionales, religiosos e institucionales sobre sus obligaciones para garantizar el adecuado acceso a derechos de las mujeres.

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Zaratou, Haoua y Liba forman parte de la cooperativa de mujeres Dadin Kowa (“Felicidad para todos”) del pueblo de Rouaffi en Níger. Como en muchas otras comunidades rurales del país, este tipo de agrupaciones constituyen el instrumento a través del cual las mujeres, tradicionalmente relegadas al desarrollo de tareas relacionadas con los cuidados, llevan a cabo proyectos colectivos de todo tipo. Hoy, Día Internacional de las Mujeres Rurales, reivindicamos su papel fundamental.

«El año pasado las mujeres del pueblo pusimos en marcha un negocio de procesamiento y venta de alimentos«, nos cuenta Zaratou Oumarou, de 40 años y presidenta de la cooperativa. «Elaboramos pasta, aceite de cacahuete y otros productos que vendemos en los pueblos y mercados de la zona”. Una actividad clave para las 53 mujeres de la cooperativa, ya que les permite diversificar sus fuentes de ingresos y no depender únicamente de las actividades agrícolas, cuyos rendimientos son cada vez más variables como consecuencia del cambio climático.

En Níger, la pobreza tiene cara de mujer. En efecto, en este país del Sahel las mujeres tienen una participación muy inferior a la de los hombres en el mercado de trabajo (6,6% frente al 81,4%) y de acceso al crédito (17,5%), lo que hace que las mujeres se encuentren en una situación económica mucho más vulnerable que los hombres.

Además, la división por roles de género del trabajo determina la distribución de las tareas entre las niñas y los niños, las mujeres y los hombres. Los hombres asumen los trabajos formales de producción, más valorizados y que implican un rendimiento económico, mientras que las mujeres asumen las tareas relacionadas con los cuidados y el mantenimiento de los miembros de la familia, que no están valorizadas.

Por otro lado, siguen predominando estereotipos según los cuales el emprendimiento en sectores productivos constituye una actividad eminentemente masculina, estando mal visto desde el punto de vista moral la realización de actividades económicas por parte de las mujeres.

En ese contexto, acentuado sobremanera en el ámbito rural, la acción colectiva de las mujeres en el marco de cooperativas resulta fundamental. «Ya no dependemos de la caridad de nuestros maridos para sobrevivir y cuidar de nuestros hijos. Ahora disponemos de nuestros propios recursos para generar ingresos y reinvertirlos en nuestra cooperativa, familias o comunidad», asegura Haoua Bazo, de 21 años y orgullosa tesorera de la cooperativa.

Más allá del empoderamiento económico experimentado, las mujeres de la cooperativa han visto cómo su rol social y político en la comunidad se ha visto reforzado. «Como representantes de las mujeres, participamos en las reuniones de las autoridades locales para definir las políticas de desarrollo del pueblo», afirma Liba, de 28 años y responsable del Comité de Venta de la cooperativa. «En nuestra comunidad están orgullosas de nosotras». Según un estudio realizado por el Movimiento por la Paz -MPDL- en la zona de ejecución de sus proyectos, el 88% de los hombres se muestra partidario de la realización de actividades de índole económica por parte de sus parejas.

La determinación mostrada por Zaratou, Haoua y Liba en la realización de iniciativas económicas y sociales va de la mano de sus éxitos como cooperativa. Gracias a sus esfuerzos, este año Dadin Kowa ha obtenido oficialmente la personalidad jurídica de cooperativa. Esto supone un salto cualitativo para las mujeres miembro ya que ahora pueden acceder legalmente al crédito y a otros recursos. «Gracias a nuestro trabajo vemos resultados. Juntas somos capaces de mejorar la salud y el bienestar de las familias de nuestro pueblo, y eso nos hace sentirnos más fuertes dentro de la comunidad«.

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El Día Internacional de las Cooperativas es una celebración anual del movimiento cooperativo que se celebra cada primer sábado de julio desde 1923. A partir de 1995, las Naciones Unidas y la Alianza Cooperativa Internacional han establecido la temática de esta celebración a través del Comité para la Promoción y el Avance de las Cooperativas (COPAC), una asociación de múltiples instituciones públicas y privadas que defienden y apoyan a las empresas cooperativas autosuficientes y centradas en las personas como líderes en el desarrollo sostenible (UN.ORG).

Nuestra casa común está en peligro. Hay modos de producción y consumo que agreden constantemente a la naturaleza. No es mucho el tiempo que tenemos para revertir esta situación. Debemos actuar ahora, con nuestros valores y principios como bandera, para demostrar a escala global que es posible desarrollar una economía con inclusión social y protección de los recursos naturales. Estas palabras de Ariel Guarco, presidente de la Alianza Cooperativa Internacional, ponen de manifiesto dos aspectos que, a día de hoy, parecen incuestionables: por una parte,  el actual modelo de producción capitalista es una amenaza para la convivencia global, ya que ha llevado a una situación crítica el estado de los recursos naturales del planeta y, por otra, ha llegado la hora de fortalecer alternativas locales y sostenibles que, de manera decidida, defienden una relación entre las personas y el medio basada en la solidaridad, la producción ética y el consumo responsable.

El ejemplo más claro de aquello que hemos venido a llamar alternativas locales y sostenibles es la cooperativa. El cooperativismo parte de la búsqueda del bien común a través de grupos que deciden crear una cooperativa. Y, ¿en qué consiste una cooperativa? Una cooperativa es la asociación de un grupo heterogéneo de personas que, de manera voluntaria, deciden crear una empresa de propiedad colectiva y gestión democrática para satisfacer sus necesidades y aspiraciones económicas, sociales y culturales.

¿Cómo contribuyen las cooperativas en la lucha contra el cambio climático?

Las consecuencias del cambio climático están afectando de manera más virulenta tanto a los lugares como a las personas más vulnerabilizadas. En este sentido, son los países empobrecidos, las mujeres y las jóvenes, los colectivos más afectados por la destrucción de la biodiversidad, la contaminación de los ecosistemas, el empobrecimiento de los suelos y el calentamiento global. El Sahel es un claro ejemplo, convirtiéndose en una de las zonas del mundo donde se viven las consecuencias más duras de este fenómeno: el 80% de las tierras cultivables se han visto degradadas y las temperaturas están subiendo 1,5 veces más rápido que la media mundial.

Reunión de una cooperativa en Doumbou, Níger

En este contexto, las cooperativas se convierten en una de las pocas alternativas para crear las condiciones favorables de cuidado no solo de los ecosistemas, sino también de las personas.

Las exigencias del mercado, los hábitos de consumo y el papel que juegan las grandes superficies hacen prácticamente imposible el desempeño de las labores del campo en condiciones dignas. Dentro de la cadena de producción, son los y las agricultoras las que reciben la menor remuneración por el trabajo a la hora de producir nuestros alimentos. Para hacernos una idea, un consumidor paga casi 5 veces el valor que las personas productoras perciben al vender sus productos[1]. Esto no les permite llevar a cabo los cuidados de la tierra y los descansos que esta necesita, el pago de salarios dignos a las jornaleras y, en última instancia, primar la calidad del producto.

La actual crisis producida por la COVID-19 ha hecho aún más visible si cabe lo esencial de los productos agrarios y la necesidad de una mejora en las condiciones laborales de las personas que dedican su tiempo a la tierra. Las imágenes de las jornaleras recogiendo la fruta, hacinadas en campamentos, sin luz ni agua y en condiciones de máxima precariedad, nos muestra una vez más, no sólo la desconexión con el medio que nos alimenta sino también los desequilibrios existentes entre el Norte y el Sur global.

La organización en cooperativas nos protege a todas

Ante un sistema de producción basado en el intercambio competitivo que da lugar a ganadores y perdedores, tenemos que reivindicar valores como la cooperación y la solidaridad, fundados en el si tu ganas, yo gano. Por tanto, hay que ser cooperativistas y simultáneamente, pero no antes, buscar la eficiencia dentro de las empresas.

El impulso y acompañamiento a las poblaciones productoras a nivel local y en diferentes contextos como pueden ser Níger, Malí, Colombia y/o España, países en los que el Movimiento por la Paz -MPDL- trabaja desde hace más de 35 años, constituyen una alternativa sólida para el cambio de modelo que nuestra sociedad requiere.


La cada vez mayor separación espacial existente entre productores y consumidores, en ocasiones en lados opuestos del planeta, dificulta estos procesos de empatía y solidaridad, así como de anclaje a la tierra que es finalmente la fuente de nuestro sustento. Es por esto que la organización en cooperativas por parte de las productoras nos protege a todas, garantiza una mayor capacidad de negociación de los precios de los alimentos a los colectivos de productoras, trabajos estables y de calidad y al mismo tiempo garantiza y regula los estándares de calidad del suelo y de los alimentos comercializados.

El modelo cooperativo, contempla la esencia misma del desarrollo sostenible, con un equilibrio armónico entre el crecimiento económico, el desarrollo social equitativo y la protección de la naturaleza. Al analizar los principios modernos del cooperativismo, se identifica una estrecha relación con las bases del desarrollo sostenible. Estos principios están íntimamente vinculados con los valores de ayuda mutua, solidaridad, responsabilidad, equidad, igualdad, justicia, respeto y democracia, por lo que promueven y proyectan un modelo de sostenibilidad, anclado en la comunidad, para la cual se construye un verdadero desarrollo local[2].

Sin embargo, queda mucho por hacer. No podemos dejar de recordar que la implicación del Estado se hace en este punto imprescindible, especialmente a la hora de reforzar las políticas públicas que favorezcan el acompañamiento, la formación y la visibilidad de los proyectos cooperativos exitosos ya existentes. Los valores más básicos del movimiento cooperativo en estos momentos de crisis global son más necesarios que nunca, ya que si algo hemos aprendido es que de esta solo salimos todas juntas


[1] Según el Índice en Precio y Origen de los alimentos (IPOD) de mayo de 2020 de la Confederación de Organizaciones Agrícolas y Ganaderas (COAG)

[2]  Dr. José A. Díaz Duque. Profesor Titular. Investigador Titular. Departamento de Geociencias del Instituto Superior Politécnico

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Níger es uno de los países del mundo más vulnerables al cambio climático. Durante los últimos años, los efectos del calentamiento global han tenido graves consecuencias sobre sus ya de por si escasos recursos naturales.

Los caudales de los principales cursos de agua del país -el río Niger
en Niamey, el Komadougou Yobé en Bagara, y el Gobi de Maradi a Nielloua- han sufrido importantes descensos. Las sequías recurrentes que vive el país han supuesto el retroceso de zonas húmedas, la disminución de la producción piscícola, la degradación de los hábitats y el aumento de los incendios.

Los factores antrópicos y las variaciones climáticas hacen que cada año desparezcan aproximadamente 100.000 hectáreas de superficies forestales.

En este contexto, el Movimiento por la Paz -MPDL-, junto con las comunidades locales, está llevando a cabo un programa encaminado a recuperar y poner en valor el medio natural de las zonas en las que trabajamos.

La sensibilización sobre el cambio climático y la gestión sostenible de
recursos naturales, poniendo a su vez en valor la educación ambiental, es una de las labores que estamos realizando con las comunidades. Además de formación a población en general y a actores clave, como representantes institucionales y técnicos municipales, para mejorar las prácticas de gestión forestal como forma de frenar la sobreexplotación.

Hemos puesto en marcha, a su vez, técnicas agrícolas específicas para la conservación de la capa freática y la recuperación y valorización de las tierras degradadas y en desuso.

Con el objetivo de preservar los recursos naturales de la zona en la que intervenimos en la región de Tahoua, hemos conseguido recuperar para el cultivo 139,48 hectáreas de tierras erosionadas que han sido puestas a disposición de las y los productores en situación de mayor vulnerabilidad.

En el ámbito forestal, hemos iniciado procesos de Regeneración Natural Asistida en 538,45 hectáreas para aumentar la riqueza forestal de la zona. Y hemos formado a casi 400 hogares para la construcción y utilización de los llamados foyers améliorés, equipamientos que reducen el uso de leña en las labores diarias y reducen el riesgo de accidentes y de incendios. Según nuestros estudios, las familias que emplean estos equipamientos emplean siete veces menos leña que antes.

Por último, en colaboración con las comunidades locales, hemos llevado a cabo varias repoblaciones piscícolas en tres lagunas permanentes de su zona de intervención. Más de 13.000 ejemplares de especies locales han sido introducidas y protegidas para la reproducción y cría.

Todas las acciones han estado acompañadas de formación a las comunidades, así como de creación de comités locales encargados de gestionar la sostenibilidad de las actividades puestas en marcha y de sensibilizar a las y los miembros de la comunidad sobre la importancia de preservar los recursos ambientales de la zona.

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Día de África: Sahel vivo

Hoy, Día de África, queremos hacer un recorrido a través de los cuatro ejes de la campaña Sahel Vivo para conocer experiencias y proyectos que hacen del Sahel y sus gentes un lugar lleno de dignidad e historias que contar.

La palabra Sahel proviene del árabe, lengua en la que se traduciría como costa, orilla, haciendo referencia a la frontera natural que constituye esta región, situada entre el desierto del Sáhara y las sabanas y selvas del África Subsahariana. El Sahel e extiende como un cinturón de más de 5.000 kilómetros de oeste al este del continente africano, desde el Océano Atlántico al Mar Rojo.

La región del Sahel está formada por un total de 11 países: Senegal, Mauritania, Malí, Burkina Faso, Argelia, Níger, Nigeria, Chad, Camerún, Sudán y Eritrea. El Movimiento por la Paz -MPDL- trabaja en Malí y Níger desde hace más de diez años, y en los campos de población refugiada saharaui desde 1993.

A pesar de las condiciones de vida tan extremas, principalmente desde el punto de vista climático, el Sahel ha representado desde la antigüedad un lugar de enorme importancia y personalidad en el continente africano, en el cual comenzaron a darse hace más de 7.000 años las primeras formas de comunidades agrícolas organizadas o la creación de importantes rutas comerciales que conectaban la costa oeste africana con el mundo árabe y musulmán, dando lugar a prósperas ciudades como Tombuctú, Gao o Djenné.

A día de hoy, sin olvidar que se trata de una de las zonas más empobrecidas del planeta, queremos destacar que hay multitud de personas, comunidades, pueblos y ciudades que, a través de sus ideas e iniciativas, luchan por sus derechos, cuentan con innumerables historias de solidaridad, compromiso y trabajo conjunto para superar las dificultades del día a día. Exactamente igual que en cualquier otra parte del mundo.

Sahel se cuida

Sahel se cuida – La gran muralla verde de África

Durante muchos años el pueblo Fulani estuvo movilizándose constantemente en busca de prados para sus rebaños de ganado. Uno de los efectos más evidentes del cambio climático en esta zona del mundo es el imparable avance del desierto del Sahel y el Sáhara, el cual, ha dejado prácticamente inhabitables muchas zonas de los países que rodean ambos desiertos y prácticamente reducido a la mínima expresión el que en su tiempo fue el sexto lago más grande del mundo: el Lago Chad.

Para hacer frente a esta situación, en 2007, 11 países africanos acordaron poner en marcha un proyecto consistente en construir una muralla verde mediante la plantación de una gran barrera de árboles de 7.700 kilómetros de largo y 15 de ancho entre Senegal y Yibuti para frenar el avance del Sáhara hacia el sur. La iniciativa implica a Burkina Faso, Yibuti, Eritrea, Etiopía, Malí, Mauritania, Níger, Nigeria, Senegal, Sudán y Chad. A día de hoy el 15% del total del proyecto se ha puesto en marcha y está dando notables beneficios a las comunidades.

Fuente: ecoinventos.com

Sahel emprende

Sahel emprende – Tamikrest y Mdou Moctar: reivindicación de derechos e innovación artística a través de la música

Tamikrest en Malí y Mdou Moctar en Níger son dos claros ejemplos de por qué la música sigue siendo una de las herramientas más potentes para comunicarse con el mundo. Mdou Moctar, natural de una pequeña aldea en el centro de Níger, es uno de los artistas más innovadores de la música sahariana contemporánea. Sus interpretaciones poco convencionales de la guitarra Tuareg le han empujado a la vanguardia de una escena multitudinaria.

Mientras Mdou viaja por el mundo trata de ofrecer una perspectiva única de su música, y no olvida que en todo momento se está relacionando con audiencias muy diferentes. En casa, sus composiciones envían un mensaje local a su gente. En el extranjero, su música es una oportunidad para ser escuchada y representar a su pueblo en un escenario mundial.

Tamikrest nació en la ciudad de Kidal, situada en el norte de Malí, la cual en, en boca de sus protagonistas, es la cuna de la rebelión contra el Mali no-inclusivo.

A través de sus músicas, hacen referencias continuas a las duras condiciones de vida de la zona, y en sus canciones tratan de cantar el dolor y el sufrimiento que viven nuestros pueblos en este vasto desierto donde antes habitaban un silencio y una paz que ya no existen. Actualmente representan una de las propuestas culturales más importantes en la escena maliense y son un importante referente en la lucha por los valores y la identidad de los pueblos nómadas tuareg.

Fuentes: Planeta futuro – elpais.com / sahelsounds.com

Sahel Coopera

Sahel coopera – Una voz propia en el Sahel

En la Comuna Rural de Bazaga, en el extremo sur de la región de Tahoua en Níger, las cooperativas de mujeres han decidido convertirse en referentes para sus comunidades. De manera coordinada con el Movimiento por la Paz, las mujeres se han formado en diferentes oficios, como transformación del cacahuete en aceite, crema y tortas, producción de cosméticos o cría de ganado. Han realizado además planes de negocio y desde hace dos años cuentan con micro-negocios que funcionan.

Los ingresos que consiguen los emplean tanto para cubrir gastos esenciales de las familias de las cooperativistas como para acciones de interés general para la comunidad: acondicionamiento de caminos, reparaciones de lugares públicos…etc. También, una parte de los beneficios van a parar a la caja común de la cooperativa que, a su vez, otorga pequeños préstamos individuales a las mujeres que más lo necesitan de cada comunidad.


Exposición ante las autoridades locales de los productos transformados, en este caso el tomate, que las mujeres hicieron en el marco de una feria.

En un marco de enorme discriminación hacia las mujeres, las integrantes de las cooperativas han dado un paso más: han creado una plataforma que agrupa a las seis cooperativas de la comuna rural. De esta forma, la plataforma sirve de estructura a través de la cual las mujeres se han fortalecido para ejercer diversas funciones que son básicas para su desarrollo: realizar acciones conjuntas dirigidas al fortalecimiento de sus micro-negocios. Por ejemplo, la plataforma sirve para negociar conjuntamente los precios con los proveedores de materias primas. Organizar actos conjuntos de visibilidad de sus productos y participar en los espacios de planificación de las políticas de desarrollo locales.

La plataforma que agrupa a las diferentes cooperativas ha trabajado de forma conjunta para elaborar un plan de desarrollo de las microempresas que ha presentado ante las autoridades locales. Además, las mujeres de la plataforma son llamadas a participar en las reuniones de la comuna rural para dar su punto de vista sobre temas relacionados con el desarrollo social y económico de las mujeres

Sahel mira adelante

Sahel mira adelante – La diáspora africana contribuye, entre otras cosas, a combatir las consecuencias de la pandemia COVID-19

Desde hace décadas, los procesos migratorios entre África y Europa son una constante que genera innumerables propuestas de convivencia pacífica e integración. Muchas de estas personas contribuyen día a día, desde la multiculturalidad, a hacer de los barrios, los pueblos y las ciudades espacios mucho más abiertos y diversos. Es de justicia reconocer esta realidad y no olvidarla en el Día de África.

Uno de esos ejemplos está protagonizado por Los manteros del Sindicato Popular de Vendedores Ambulantes y la marca Top Manta, quienes han transformado una tienda en el barcelonés barrio del Raval en un taller de costura donde producirán batas y mascarillas para colaborar con los hospitales y personal de salud a luchar contra la pandemia del coronavirus.

De esta manera, muchas personas migradas africanas están contribuyendo con su acción diaria a desmontar aquellos discursos que retratan al continente africano basándose, únicamente, en sus desgracias y estereotipos y no en su sabiduría, logros y alegrías.

Fuente: abc.com / afrofeminas.com

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La campaña ‘Sahel Vivo’ en Onda Madrid

El Movimiento por la Paz -MPDL- participó en el programa radiofónico ‘Madrid sin Fronteras‘ de Onda Madrid para hablar sobre la región del Sahel, y concretamente Níger, donde las duras condiciones de vida han potenciado la resiliencia de sus habitantes. Destacaron, además, la campaña ‘Sahel Vivo‘ lanzada recientemente por la organización.

Puedes escuchar la entrevista completa de Pablo Muñoz, Responsable de Níger, y Cristina Álvarez, Responsable del Área de Comunicación aquí.

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Exemple

El agua cambia vidas

Nueve proyectos y más de 116.000 personas beneficiarias en Mali y Níger son el resultado del trabajo conjunto con la asociación Water for all desde hace 12 años. Juntas defendemos el derecho al agua.

«El acceso al agua potable en centros de salud, la perforación de pozos, la construcción de puntos de agua potable y la mejora de las condiciones higiénicos sanitarias en zonas rurales de Mali y Níger han sido algunos de nuestros logros en estos años», explica Pablo Muñoz, Responsable País Níger en el Movimiento por la Paz -MPDL-.

En ambos países del Sahel, a la falta de infraestructuras y equipamientos de agua, higiene y saneamiento se añade un escaso conocimiento y puesta en práctica de hábitos básicos encaminados a asegurar la limpieza y la higiene por parte de la población. Esta ausencia de buenas prácticas en la gestión del agua, la higiene y el saneamiento explica los elevados índices de prevalencia de enfermedades como la diarrea o de infecciones parasitarias.

La labor conjunta con la asociación Water for All, promovida por personal del Grupo Atlas Copco y Epiroc, ha sido y es fundamental. «Nuestra labor se alinea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de garantizar el acceso a fuentes mejoradas de agua potable y un saneamiento mejorado», añade Pablo. «Es crucial para la supervivencia y el desarrollo de las poblaciones más vulnerables del país, y especialmente de las capas sociales más jóvenes».

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